De los trabajos que tuve a lo largo de mi vida como individuo económicamente activo hubo dos o tres que rescato por haber sido los peores.
Entre esos dos o 3 está el de haber trabajado en el 112 o Servicio de Atención al Cliente de una empresa telefónica.
A ver, si les tengo que explicar en una palabra como es el trabajo solo diría: esclavo.
Todos los días me levantaba para ir a trabajar y solo deseaba que llegaran las dos de la tarde para irme a mi casa. Si alguien trabajó alguna vez ahí sabrá de qué le hablo. La cosa es que yo no soportaba más ese trabajo, pero, por otro lado, necesitaba el sueldo porque me mantenía sola, y si algo hay que reconocerle a este trabajo es que te pagan bien; y si sumamos a eso que trabajás seis horas y te deja tiempo para estudiar: bingo! Lo ves como el trabajo ideal cuando estás estudiando. Sí, quizás sea el ideal, pero no para alguien como yo, que posta me molesta mentir, y ahí la base casi exclusiva es saber mentir a la gente (ahhhh, vieron usuarios cuando les dicen que “en la próxima factura le reintegraremos xxxxx”, que “su reclamo ya fue tomado”: es tooooodo mentira jejejeje).
A fuerza de pensar en el “a fin de mes”, aguanté, aguanté y aguanté, pero nunca perdía la oportunidad de quejarme ante cuanto supervisor se me cruzara, y de defenestrar el trabajo ante quién me quisiera escuchar.
Al tiempo, y supongo cansados de tanto oír mis quejas, me transfirieron a otra de las empresas del grupo: felicidad absoluta. Me fui del 112 sin extrañar ni un poco, ni una pizca, nada de ese trabajo, pero me fui jurando venganza en honor a tantas horas malgastadas y a tanto malhumor generado.
Un día, alguien conocido me llama y me dice: ¿tengo un amigo que está haciendo una nota para un suplemento y necesita entrevistar gente que trabaje en Call Centers, te interesa, le paso tu número?
Y así fue como me encontré un día relatando mi experiencia por teléfono a un periodista del suplemento Sí! De Clarín.
Con recuadro y todo eh, ninguna improvisada |
Por eso te digo viste? A mí la fama me vino de chica, años atrás pasé por Clarín, ahora por el Soy Blogger, no sé que me deparará el futuro, pero si me ves en la revista Hola! no te asustes, prometo no olvidarme de mi origen.
Tu carrera no tiene límites! De aquí a la fama! Voy a buscar el suplemento para leerlo!
ResponderEliminarY siempre sospeché que lo que esa gente me decía era mentira!
Besos y buen fin de semana!
Fahhh! sos una estreyyya! no te olvides de los pobres! beso y muy buen finde!
ResponderEliminarwaaawwww...tengo una amiga que tambien paso por ese lugar y quedo para internarse en un loquero jaajajaa...
ResponderEliminarbesos buen finde
Ayez
Jus ti cia! Jus ti cia! Jus ti cia!!!
ResponderEliminarjajajaj!
un amigo escribió un libro sobre ómo es ser empleado de un call center..... andaba muy parecido al tuyo su relato
Bes ooohh tes!
Un autógrafo Cloooooo!
ResponderEliminarTodo llega Clo y tu momento de justicia llegó...jajaja
ResponderEliminarQue tengas un hermoso finde!!!!!!!
OH la dulce venganza! Buenísimo post, pero ahora que sos una estresha y Susana tiembla en sus zapatos de Versace, no vas a tener tiempo para esas menudencias.....
ResponderEliminarJajajajja morí!!!! ajajjaaj bien hecho el descargo!!!! Bien por la fama...todo llega! Besote!!!
ResponderEliminarAcabo de descubrir que te llamás Claudia, y no Clotilde!
ResponderEliminarjajajaa!!
Y tal cual, todos los que han pasado por ahí, juran y perjuran que no volverían jamás...
Un beso, acordate de seguir siempre con los pies en la tierra :P