lunes, 21 de mayo de 2012

Adulto?

De chica consideraba que las personas con más de 30 años ya eran grandes, muy grandes digamos. De hecho, es así en cierto punto: etariamente a esa edad uno entra dentro del grupo de la adultez.
Yo estoy a horas de darle la bienvenida a mis 33 (y sí, me podés decir feliz cumpleaños), y la verdad te digo, no sé si me siento adulta.
Conservo un costado al que, por ejemplo, le encantaría poder salir de boliche con sus amigas y bailotear un poco; una vez aunque sea. Por cuestiones técnicas (léase: tres niños, dos de ellos pequeños) y de sentido común (léase otra vez: al único boliche que hay en la ciudad asisten cuasi infantes de 15 años) la última vez que salí a bailar fue hace seis años, para mi despedida de soltera.
Caigo en la cuenta de mi edad cuando por ejemplo, en una charla con mi hermana (13 años  menor que yo) le digo –escuchá que buen tema!-, y ella me larga un letal –no lo conozco, de qué época es?. Época me dice, la muy perra, y ahí me siento como Walter, el de la propaganda de Teléfonica.
Una vez que uno cumple 30, todo lo que viene después, viene muy rápido creo.
El último cumpleaños que festejé fue el de mis 29. Y ahí informé que no esperen más festejos de mi parte: no festejo más años dije. Al año siguiente me salteé la crisis de los 30 porque la llegada de mi hijo cuatro días antes del aniversario de mi natalicio lo hizo pasar inadvertido.
Los 31 y los 32 me fueron indiferentes, y pasaron y ahora llega otro más.
33 años es mucho tiempo.
Comparo fotos de años atrás con algunas de ahora, y ahí lo noto. Algunas arrugas, kilos, no demás, pero sí prolijamente distribuidos en otros lugares más notorios, la ley de gravedad que empieza a hacerse notar, y algunas canas, malditas y horribles canas, que insisto en arrancarme.
Es posible que la crisis de los 30 se haya atrasado y me agarre ahora?  Tres años más tarde?
Entonces, pensándolo bien mejor no, no me saludes te digo. Hagamos de cuenta que acá mañana no pasa nada…
(Este es Walter, por si no lo tenías...)

jueves, 17 de mayo de 2012

Tres


Mañana cumple tres años. No fue el que me inauguró como mamá; mejor dicho y corrigiendo, sí fue el que me inauguró como mamá de dos hijos. Toda una experiencia después de haber sido mamá de hijo único durante 5 años.
Desde antes de que asomara al mundo se hizo notar. Me tuvo en vilo durante los últimos 3 meses de embarazo, y me obligó a permanecer hasta su llegada en un reposo cuasi absoluto. Yo, persona inquieta si las hay, estuve 90 días de mi vida, yendo de la cama al living, como dice el gran Charly.
El día de su nacimiento, horas antes, logró que, otra vez, alguien que busca pasar desapercibida por la vida como yo, termine aullando a los gritos en una vereda en pleno Barrio Norte, porque ahí decidió que era momento de nacer y empezaron las contracciones. Ahí, en pleno Juncal y Larrea, mientras se empezaba a acumular gente tratando de ayudar a levantarme yo me sentí morir (de dolor y de vergüenza!).
El me vino a confirmar que el sentimiento de total incertidumbre que tuve con mi primer hijo la primer noche después que nació se repite. Lo miraba dormir plácidamente adentro de su cunita transparente y de repente sentí que no sabía si iba a poder cumplir con la tarea, que la presión de que alguien dependa tanto tanto de mí, me sobrepasaba.
Pasaron tres años ya, y hoy lo veo, y me reconozco tanto en algunos de sus rasgos que me asombra. Su carácter indomable, “sus pocas pulgas”, la facilidad para pasar del buen humor al enojo, todo, todo eso se repite en ambos.
No sé si será la cercanía de las fechas en las que ambos nacimos (el nació el 18, yo el 22), o si simplemente es que somos madre e hijo, pero que nos parecemos es indudable.
El es el autor de frases incomparables.
Beni me querés?”- sí, te quiero. Cuánto? Catorce te contesta.
Beni, no te entiendo nada lo que decís! Hablá más claro, en qué idioma hablás? Le dije una vez.
- En ponja me dijo. Y logró que esté varios minutos riendo sin parar. Nunca sabremos de dónde sacó semejante afirmación, pero la dijo.
Mañana cumple tres años, 36 meses de una vida que espero que siga siendo lo suficientemente linda, que le siga deparando sorpresas, que le siga permitiendo divertirte, y porqué no también llorar como hace a veces, abrazado a su frazada, durante mucho, muchísimo tiempo.
Por mi parte son 36 meses de un trabajo tan arduo como hermosamente satisfactorio, con horas de insomnio, cansancio, pero también con la alegría de ver que todo eso, está plasmado en nada más ni nada menos que una personita.
Vos.

♥Felices tres♥