viernes, 30 de diciembre de 2011

Gracias 2011




Solo quedan por delante un par de horas de este 2011, una cena de Fin de Año, brindis, algún turrón, garrapiñadas y chau, chau 2011.
Antes de que te vayas año, y aunque ya agradecí en algún otro post, quiero agradecerte por todo lo bueno, y lo malo, azúcar y sal, que me trajiste este año. Porque básicamente de eso se trata esto, una mezcla constante de estados de ánimo, emociones, alegrías y tristezas. Así es la vida, según dicen los que saben.
Gracias porque este año crecí un toquecito más como persona. Gracias por otro año más a quién me acompaña desde hace 15 años, en las buenas y en las no tan buenas, en esos momentos donde la única persona que te puede bancar así como estás es él. Gracias. Gracias a vos 2011 por haber traído con vos el festejo del primer año de Lola, el segundo de Beni y el séptimo de Valen, tres personitas que hacen que todo, todo, absolutamente todo, valga la pena, aunque muchas veces cueste lágrimas y noches de insomnio y días de malhumor. Gracias a este año que me permitió empezar a escucharme un poco, y empezar a  elegir lo que me gusta (acá mención de honor a mi psico eh, atenti! que siempre se necesita un poco de ayuda). Gracias a mi familia, porque aun en la imperfección familiar que tenemos siempre hay algo copado para rescatar de estos Locos Adams que somos (y acá también mención a mi doc eh, aceptar, aceptar sería la clave). Gracias a los amigos que reelegí y me reeligieron durante este año también; me da inmensa alegría ver que pasan los años y seguimos estando juntos. Gracias a los reencuentros lindos que tuve este año. Gracias por haber traído mucha risa, mucha música y mucho ruido a mi casa. Gracias por haberme empujado a abrir un blog, y porque a partir de ahí se abrió otra puerta a todo otro mundo sumamente interesante. Gracias a las personas que conocí (real y virtualmente) a través de esto; que leen, que comentan, muchas gracias, en muchas ocasiones algún comentario fue “ese” comentario que estaba necesitando, y vino de acá. Gracias especiales a los personajes de las historias que conté en todos estos meses, que existen, o que existieron en la realidad, y que forman parte de mi historia personal: a mis abuelas, a mis amiguitos de la infancia, a Alina y su casona, a mi hermano el diseñador, a mi viejo y sus damascos en la vereda…

Eso 2011: antes de irte te doy un abrazo grande, un hasta siempre y GRACIAS TOTALES.
2012: ojalá reemplaces con creces a quién te acaba de dejar el lugar. Te doy la bienvenida.
Nos leemos el año que viene!!!!!

jueves, 29 de diciembre de 2011

Oficina de quejas

Este iba a ser el último post del año, pero como estoy particularmente de mal humor hoy (ojo que el mal humor es parte de la historia de cada uno también, así que está a tono con el blog) no quería que lo último del año sea un post quejoso.
Así que queridas amigas bloggers teniendo en cuenta que esta semana no fui a terapia tengo que aprovechar este espacio y gritar a los cuatro vientos por acá que:
-           después de los treinta uno no es viejo eh señores selectores de personal!!!!
 Yo, licenciada en Relaciones del Trabajo, me quejo de mis colegas que ponen límites etarios y requisitos poco menos que irreales en los avisos de búsqueda: “hasta 25 años con experiencia mínima de 3 años en posiciones similares”; sí, salvo que seas el hijo del dueño de la empresa que empezó a trabajar a los 18 y entró directo a esa área, sino imposible. Mi queja viene a cuento de en mi ciudad hay pocos lugares donde alguien con un título como el mío tenga posibilidades de trabajar. Entre esos lugares hay una sucursal de una multinacional (Danone: sí, te mando al frente) donde awww siempre quise trabajar. Obviamente durante todo el tiempo que viví en Bs. As. no se me ocurría dejar mi trabajo allá para venir a buscar empleo acá. Ahora que vivo acá me avivo que para Danone si tenés más de 26 años no podés aplicar a las búsquedas de empleo. Hoy me llegó un aviso de que están buscando profesionales para todas sus plantas, y cuando volví a ver el límite de edad para postularse la verdad me dio bronca, mucha, la bronca que originó este post. O será que uno con 32 años debería jubilarse ya?? Estamos todos locos?
Punto aparte.
Eso fue la sección oficina de quejas. Pero no quiero quedarme con esa energía la verdad.
Así que le pongo play a esta canción, y fiuuuuu, que todo fluya.

.
Mañana trataré de hacer un  último post del año, del año, no nos vamos de vacaciones porque entiendo que blog nuevo debe pagar derecho de piso y postear medio seguido para que se siga manteniendo vivo no??
Dale, dale play! (y si querés quejarte de algo aprovechá el comentario y dejá tu queja acá!)

lunes, 26 de diciembre de 2011

Postales navideñas

Un breve punteo de dos días en la vida...

Creo que aprendí que es de gusto organizar tanto. Se la pasa mejor cuando la celebración fluye natural y sin tanta vuelta. A diferencia de otros años dejé que otros hicieran cosas por mí, delegué (un poco), y eso fue una vuelta de tuerca. No tanta corrida a último momento, no tanto preocuparse por qué cocinar, a quién le gusta esto, a quién no. Estuvo bien así.

No quiero ver pollo arrollado, ni ensalada rusa, ni nada que se le parezca. Cena del 24, almuerzo del 25, cena del 25: tres días comiendo lo mismo básicamente. Una dieta poco recomendable para alguien que odia la rutina. Lo bueno es que conté antes de venir y solo quedan 3 fetas de arrollado, que no van a estar destinadas a mí gracia’ dio’. Hoy, y durante varios días creo, mi dieta consistirá en acti regularis y lactobacillus gg, mate y manzanas. Basta.
Hice una ensalada parecida a ésta de M!. y fue un éxito. Parecida, yo le varié: que en vez de espinaca usé rúcula; que en vez de queso azul usé un queso de cabra ahumado, y que a las peras las sarteneé con una cucharadita de manteca y azúcar para que caramelicen. Al final, armé todo en un plato: base de rúcula, queso, peras y encima nueces y avellanas tostadas. Condimenté con una reducción de aceto (ahhhh, desde ahora voy a bañar todo con esta genialidad: ojo hijos, que pueden terminar “acetados” también) y el juguito que largaron las peras. Rico no, riquísimo diría Choly Berreteaga. Tanto gustó, que la repetí al día siguiente también. Mi nuevo caballito de batalla.

Otro nuevo hit de esta colección verano 11/12 va a ser el postre genial que salió a último momento con lo que había en la heladera más un pote de helado comprado en el súper. Tenés gente a comer y no sabés que servir de postre? Agarrá un bolw grande, galletitas en la base (yo usé vainillas por ejemplo y las humedecí con un toque de moscato), y a partir de ahí mami, inventá!: capas de galletitas, alguna fruta que tengas (en almibar o fresca), merenguitos rotos, salsas de chocolate, helado (como el mío), crema chantilly, dulce de leche, y así hasta llegar arriba del bolw. Unas horas de freezer y voilá: el paraíso. Lo buenísimo: no se corta en porciones, servís con cuchara así todo roto y mezclado que es como mejor queda. Tiene nombre: triffle se llama, y agradezco a Narda por la idea.
Nos olvidamos de brindar. Sí, cero tradición, en mi casa este año no se brindó a las doce. Cada uno andaba con su copa por diferentes lugares de la casa y se nos pasó la hora. Ya brindar tipo una no tenía sentido. De todos modos, mis deseos navideños espero que hayan llegado igual aunque faltó el sorbo de alcohol en familia.
Ver la cara de mis hijos con sus regalos hace que Papá Noel se olvide de lo caro que están los juguetes y demases: todo se compensa durante esos segundos en que terminan de abrir el paquete y awww, abren su regalo.
Lo mejor: elegir con quién uno quiere estar. Y pasarla bien, que para eso uno se junta che.
Veremos que nos deja el Año Nuevo.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Un deseo



(Pd: Papá Noel, ya te dije: media pila, de lo que te pedí, colocá en 1º puesto que Beni deje los pañales dale?, antes de que esta madre argentina pire por completo)

martes, 20 de diciembre de 2011

Un post "ecléctico"

Pasaron un par de días desde el último post; yo siento que pasaron meses.
Tengo la sensación de que en las dos últimas semanas del mes los días se me vuelan, más de lo habitual, que tengo más cantidad de cosas que las habituales para hacer (eso no es sensación es real), que ando corriendo de un lado para el otro. No se si es que yo me lleno de cosas para hacer los últimos días del año o que de verdad a todos les pasa lo mismo. Y me encuentro por ejemplo comprando moldes para hacer budines, pelando ciruelas para hacer mermeladas, porque como si no tuviera suficiente con mis tres niños, se me ocurrió hacer algunos regalos “home made”. Y hace 33º a la sombra sepa usted señora, y yo a punto de revolver el dulce en una cacerola.
Por otro lado, vi muchos post con fotos de rincones navideños en el hogar y arbolitos armados, y miré el mío y la verdad merece una foto mínima aunque sea, solo porque quedó tan “ecléctico” (que hermosa palabra para cuando uno quiere definir algo que es un rejunte de cosas) que me encanta.
Al principio, léase allá por el 8 de diciembre cuando lo armé, tenía onda minimalista –adopté el menos es más- y solo tenía estrellas doradas y algún que otro moño. Se volvió ecléctico luego de que escuché a mi hijo mayor pidiéndole a una amiga mía si no le había sobrado alguna “tira brillante” de su arbolito para ponerle al nuestro “porque estaba muy pobre”. Ah no Darling, andar mendigando tiras de arbolito ya es como el colmo. Así que desplegué habilidades de Revista Living y le metí cintas,  mucha lucecita blanca y guirnalditas de animalitos del barrio chino (y más le vale al señor oriental que me la vendió que no me haya mentido: supuestamente traen suerte).
Acá está el resultado de la combineta, y por si fuera poco también le clavé unas luces al ficus de la vereda, tomá mate.




Me está costando un poco el tema de ponerme en “plan de Papá Noel”. Todo lo que veo para regalar me gusta tanto que desearía quedármelo en casa. Ya lo hice con una lechu divinísima que le compré a Vani y su Ayloviú. La vi ahí, en su bolsita, que encima venía con una tarjetita hecha por Pao en origami dios mío!!!! tan linda!, sí, esta se queda en casa, ahí está, en la habitación de Beni. Hice lo mismo con una caja de regalo de Natura, que era para otro y me la quedé yo; compré también para otro una lata divina, y ahí está, mirándome desde la cocina. Por eso me preocupo, no es uno, ya son varios "es para" que terminan "siendo para"... mí jeje.
Post aparte merece Vani y las cosas divinas que hace y lo buena onda que es, así que si no compraron algún regalo aún no dejen de pasar por ahí (ni falta que hace que yo lo diga eh! Pero vale  la pena el paseo hasta Franklin D. Roosevelt). Y de paso también se llevan algo de SPM si es que a M! las ferias le dejaron algo. Yo por mi parte retiré mi lámpara Antonieta, y la miro embelesada (todavía no la miro al techo, la miro a la repisa donde está esperando ser instalada).
En fin, el resumen de esto es que dudo que me quede algún resto de energía para el 1 de Enero porque te aviso eh, que hay que seguir viviendo después del 31, por si no lo sabías digo.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Querido Papá Noel

Faltando un par de días para que termine el año, y usando como modelo las listas de Ann, armé más o menos lo que serían mis deseos para el año Nuevo, entre cosas materiales, y cosas sin precio monetario, y algunos agradecimientos por este año que para mí fue como un remolino.
Aclaro que  el orden de la lista no respeta ningún orden digamos,  solo lo que se me fue ocurriendo mientras la armaba, pero si el de arriba o quién quiera que sea que maneja estas cosas se copa con alguna de estas cosas, cualquiera, estoy más que feliz
Ahí va:
  • Que mi pequeña familia siga siendo mi principal motivación para hacer las cosas
  • Que conserve paciencia, y me sigan emocionando las pequeñas cosas de todos los días.
  • Que la gente que quiero tenga la posibilidad de hacer lo que los hace felices
  • Que mejore un poco mi carácter, solo un poco nomás, y aprenda a ser un toquecito más tolerante.
  • Si tengo que pedir por alguien que no es de mi familia, pido por Cerati, que forma parte de la banda de sonido de gran parte de mi vida, y me entristece mal no escucharlo cantar hace ya casi dos años.
  • Que Papá Noel se ponga media pila y me regale algo como esto.


  • En orden de cosas prácticas, que Beni deje los pañales por favor.
  • Si hablamos de practicidad también por favor dame un poco de paciencia con el manejo! (si bien ya saqué registro - oh! pobres peatones chascomunenses!- digamos que estacionar me está costando sangre, sudor y lágrimas)
  • Para mi casa no pido nada, solo que se mantenga en las condiciones en las que está, sin un rayón más en las paredes si no es mucho pedir.
  • Agrego que quisiera una pizca más de romanticismo en mí, porque según mi marido estoy cada vez peor con el tema (y acá dejo librado a la imaginación de la lectora…)
Esta fue la sección pedidos, vamos con los agradecimientos.
Casi cerrando el año si hago un balance digo que fue positivo. Digo que haberme animado a hacer algo que me gusta fue toooodo un logro para mi ser tan estructurado y políticamente correcto. Todo este año fue un desafío para mí. Así que gracias a:
  • Mi marido, que fue el primero que me animó a hacer algo, y fue mi primer inversor, y quién cedió tiempo de su tiempo para ir conmigo a remates, ferias, anticuarios y demases. Y es el primero en decirme que cuando me aburra largue todo sin culpas.
  • A mi psicóloga, a la que debo gran parte de los cambios que hubo en mí (sí sí, yo soy bicho de terapia y a mucha honra)
  • A mis amigas reales, que se mataron de risa con esta idea, pero que ahora apoyan y son mis principales fans.
  • A mis amigas virtuales, a uds., que pasan, que me leen, que comentan, que hacen que me emocione con sus comentarios: a M!, mi madrina blogger, persona a la que quiero mucho con solo haberla visto una vez; a Ceci que escribe comentarios tannn hermosos y que no se si este pero el año que viene Ceci nos tenemos que conocer!, a Eli, un almibar (sin ser zapallo eh!) que siempre aparece con ese comentario justo, a Ale, otro amor de persona, a Dani, que fue creo la primera que me mandó un mail después de haberle dejado un comentario y ahí descubrimos que compartimos el amor por la pastelería,  a Ann, que me divierte con sus post siempre y quise conocer pero no pude :(, a Mechi en la lejanía a la que envidio por las fotos que saca, envidia que reparto entre ella y Bubu, otra genia con la cámara y que escribe genial, a Fer, con su blog y su redacción tan auténtica, a Vero y su Alma Singer, con tantísima buena onda siempre!!!, a Maru, que siempre me aporta la cuota de arte extra, a Ayez, que comparte conmigo el gusto por Cerati,  a Roxi con su deco,  a Lila y sus post geniales, a la que me quedé con ganas de conocer también, a Dalo, que postea poco pero bueno siempre, a Susana y sus comentarios tan amorosos siempre, y a tantas otras de ustedes que siempre pasan por acá. Gracias, gracias, gracias.
Eso, básicamente.
Repito: con que se cumpla algo de lo que pido ya estoy conforme, y con que llegue el agradecimiento a sus destinatarios también.
Es poco, media pila eh!

lunes, 12 de diciembre de 2011

María

Ya he escrito varios post sobre mi abuela paterna. De la que no he escrito nada es de mi abuela materna, mi abuela María.
María hubiera cumplido recién 70 años hace un par de días atrás, pero el destino y una enfermedad fulminante se la llevaron hace 4 años.
Mi abuela María no fue de esas abuelas que te tejen saquitos, y que te buscan en la escuela. No. Ella se la pasaba de acá para allá, con un montón de actividades siempre. Era de esas abuelas piolas, con las que te podías sentar a tomar un mate y contarle de tu novio por ejemplo. Era de esas abuelas que guardaba algún peso meses antes de tu cumpleaños y se te aparecía con “esa” cartera con toda la onda, esa pashmina que faltaba en tu placard, esa pulsera; siempre con detalles que solo ella se daba cuenta que a vos te encantaban.
Fui su primer nieta, de su hija mayor , y cuando me bautizaron ella fue mi madrina. Así que digamos, siempre fui como su preferida.
Ir a su casa a visitarla era una rutina y mi plan fijo dos veces por semana mínimo. Por las tardes la encontrabas en la galería mirando alguna novela y arreglándose las uñas o los pies, porque María era un ser coqueto. Combinaba trajecitos con aros, tenía montones de pañuelos para el cuello, y zapatos bajitos por doquier. Tan coqueta era que durante un montón de años usó otro nombre para no usar el suyo porque era feo: ella era María Clotilde, y se hacía llamar María del Carmen. No solo se hacía llamar, firmaba así también, hecho que ocasionó varios inconvenientes cuando falleció porqué firmó papeles importantes con su “otra identidad”, y hubo que hacer varios trámites para demostrar que era la misma persona. Así era ella. Odiaba su nombre, pero llegó a saber que a mí me apodaban Clo, y creo que en el fondo lo tomaba como un homenaje.
Mis primeras vacaciones sin mis viejos, fueron con ella. Recuerdo que nos llevó a mi prima y a mí un fin de semana de verano al departamento de mi tío que vivía en Capital Federal, en un dos ambientes frente al Campo de Polo. Y me dijo: para disfrutar mejor la vista duerman en el balcón. Y nos armó un cama improvisada ahí. Pasé la noche entera durmiendo en un balcón de no recuerdo qué piso, frente al Campo de Polo; no creo que haya dormido, la experiencia a la edad de 10 o 11 años, me fascinó.
Ella fue la primera, antes que mis viejos incluso, que me felicitó y me mandó un ramo de rosas enorme cuando me recibí con una tarjeta que decía “tu abuelo y yo estamos orgullosos de vos”.
Cuando nació mi primer hijo estaba embelesada. Y mi hijo cuando aprendió a hablar la bautizó con un cariñoso “abu gatito”, porque tenía un gato en su casa, enorme y bastante haragán, que ella adoraba.
El día que conté en mi casa que me casaba, ante los comentarios de mis viejos de para qué te vas a casar si ya viven juntos y tienen un hijo, ella se emocionó, y la alegría que le di con esa noticia creo que disminuyó un poco la tristeza con la que cargaba desde que falleció mi abuelo. Fui la primer nieta a la que vio entrar a la iglesia (siendo ella tan católica) vestida de blanco. En el video se la ve sentada en los primeros bancos mucho antes de que empiece la ceremonia, cuando aún no hay nadie. Y en la fiesta, bailó casi toda la noche y agitó servilletas al lado mío como una amiga más.
Era mi amiga, de hecho.
Meses más tarde descubrieron que estaba enferma y que ya no había mucho más para hacer. Y aunque en el fondo sabía que estaba mal, nunca dejó de ponerse las pilas ni su coquetería de lado. Se compró una peluca y no dejó que nadie la viera sin ella.
Los meses que pasaron hasta que se fue,  fueron los más tristes que pasé hasta ahora. Y sus últimos días fueron más tristes aún.  Todavía hoy no puedo pasar por la que era su casa, me cuesta. Me cuesta escribir este post sin que se me piante un lagrimón, pero siento que tengo que hacerlo porque ella desde algún lugar lo va a leer.
Me cuesta no ser egoísta y pensar que hubiera estado bueno que la hubieran dejado acá un par de años. Que hubiera visto a Beni, que hubiera conocido a Lola, porque no tenía ninguna bisnieta mujer, que hubiera podido venir a mi casa a tomar un mate bajo los árboles… Pero si dejo de lado ese pensamiento individual sé que donde está no está sola, está  con su compañero de toda la vida, entonces es imposible que esté mal.
Así que abuela María, a vos también infinitas gracias. Infinitas de verdad, porque gran parte de lo que soy te lo debo a vos.

Pd: así que en honor a ella, sigan diciéndome Clo (o Cloh! como me bautizó M.)

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Mirá la vidriera

Un post de imágenes...
Solo para que vean que no me fui, y que OH! sigue trabajando.
Armando cajas de Navidad,
mesas de té,
y vidrieras!!!
Así que si quieren alguien anda por mi ciudad pueden ver Objetos con Historia
en La Tienda (Libres del Sur Nº 284),
el hermosísimo local de una talentosa diseñadora.
Gracias Ana por tanta buena onda!











Vidriera OH! en La Tienda



Y un mundo de textiles increíbles te están esperando ahí.

Buen finde larrrrrrgo.!!!!

martes, 6 de diciembre de 2011

DOS ASUNTOS DOS: Sorteo y más onda al pinito de Navidad!

Hoy el post es corto, y directo, como cuando comés una milanesa a caballo viste que va directo a caerte mal en el estómago? bueno, así de directo digamos.

ASUNTO 1:
Embebidos en el espíritu navideño, que nos vuelve regalones, nos copamos en participar del sorteo archi-mega-gordo de Navidad de la genial Vero Mariani.

Pasáte por ahí, que si no querés invertir un peso en los regalos de Navidad quizás tengas suerte y te ganes algo como esto, entre otros tantísimos y geniales premios!!!

Ojo al piojo! Para participar sí o sí amiga blogger tenés que anotarte en este link que está acá nomás, debajo

Pasá por Alma!


ASUNTO 2:

La gente de Mila Objetos tuvo una idea genial, que de tan genial merece ser difundida.
Mila sacó a la venta sus Bolsitas Solidarias. Un  set de adornitos para el árbol de Navidad tejidos a crochet. Tejidos!!! leíste!!! Nada de bolitas de plástico doradas y rojas: este año amigáte con tu pinito navideño y ponéle un poco de onda por favor. Y encima, estás dando una mano a la Escuelita Rural Nº 303 de la Isla Victoria, en la pcia. de Neuquén.
Prendéte!!!




lunes, 5 de diciembre de 2011

Recomendado

Antes de ir a la cena de reencuentro el viernes estaba un poco nerviosa debo decir. Es raro volverse a ver con gente a la que en algunos casos no veía desde que egresé. Pero, contrariamente a lo que pensaba, la pasé genial. Llegué, y pese a que faltaron muchos, la mitad de los que éramos, enseguida sentí que estaba de nuevo en el colegio. Me reí mucho, disfruté de una cena muy divertida y hasta dio para que después de cenar termináramos en un pub tomando cervezas. Hubo fotos viejas, anécdotas, ponerse al día con la vida de cada uno, y hasta quedó la promesa de repetir el encuentro en breve, y mantenerlo una vez cada tanto.
Me fui feliz. Feliz de haber tirado una pequeña iniciativa y que se hayan prendido unos cuantos (aunque la fecha era complicada y por eso otros tantos no pudieron estar). Feliz de haber ido y haberla pasado tan bien. No voy a postear fotos porque nadie merece ser escrachado tan vilmente, pero ojalá, espero, muy pronto se repita.
Por otro lado, ayer fui con amigos a almorzar a un paraje, un mini pueblito, que se llama Monasterio, que queda cerca de mi ciudad, sobre el kilómetro 145 de la Ruta Nº 2. En sí antes de que el partido se divida, pertenecía a mi ciudad, pero ahora, por cuestiones meramente políticas, parte de lo que era el partido de Chascomús pasó a pertenecer a Lezama, entre ellas, este paraje.
En el paraje, hay una calle principal, de tierra, una estación donde para el tren que te lleva a la costa, una capilla, y un restaurante de campo llamado La Querencia, donde hacen comida casera, pero casera de verdad, y donde es imposible comer si no reservaste antes. Tienen un salón decorado tan eclécticamente que es imposible no detenerse a mirar, y si querés naturaleza te arman una mesa debajo de los árboles en el parque, cosa que después te quedes a dormir la siesta ahí.
En La Querencia te sirven la gaseosa en botella, te traen una panera enorme, un bowl de papas españolas cortadas bien finitas,  salamín, queso y aceitunas apenas te sentás. Al rato, cuando ya sentís que podés pedir la cuenta e irte, caen dos bowls de ensaladas, una de lechuga y tomate, con gusto verdadero a lechuga y tomate, y otra de zanahoria y huevo, otros bowls más de papas fritas y pasa un señor, con atuendo gaucho y una bandeja humeante con cosas recién sacadas de la parrilla. Es el sueño de todo amante del asado: servirse a piacere, las veces que uno quiera, y si le da el estómago, hasta que te echen del lugar.  También hay pastas caseras (yo probé unos ñoquis con estofado de peceto que no tenían nada que envidiarle a los de mi mamá por ejemplo), y a la hora de pedir postre, si te queda algún resto, sale el budín de pan con crema y dulce de leche y un flan que es un verdadero rompedor de dietas.
Después de semejante almuerzo no queda otra que caminar un poco por las dos o tres cuadras que rodean el restaurante. Igual te digo: no alcanzan para bajar la cantidad de calorías que uno ingiere ahí.
Acá, algunas fotos del lugar. Y si andás cerca pegáte una vuelta: tu costado carnívoro te lo va a agradecer.









viernes, 2 de diciembre de 2011

Promoción '96 5º A

Llegó Diciembre. Y con Diciembre llegan las fiestas de fin de año, el cierre de muchas actividades, reuniones con amigos, Navidad, Año Nuevo.
Hoy por ejemplo me encuentro con mis compañeros del secundario después de 15 años de haber egresado.
El último año de mi colegio secundario, los últimos meses, sentí que estaba terminando una etapa grossa de la vida. A veces pasa que uno medio que no se da cuenta de que se termina algo importante. Yo sí lo sentía. Entonces traté de disfrutar cada día sabiendo que nunca más iba a ser igual. Cuando llegó el momento de irnos de viaje de egresados se desató en el sur una epidemia de hantavirus, y ante la presión de las autoridades de mi colegio, tuvimos que cambiar el tradicional destino barilochense por otra ciudad: caímos en Mendoza (Fer!!!!). Y aunque aún hoy muchos se lamentan por no haber ido a Cerebro a bailar, yo recuerdo las noches en Chacras de Coria y no me lamento ni un poquito. Menos aún me lamento si tengo en cuenta que estábamos en la tierra del vino, y que la ecuación viaje de egresados=bebida alcohólica ahí cerraba perfecto.
A mi colegio secundario le debo el haber conocido a algunas de quienes son mis mejores amigas; alguno de los profesores que recuerdo con más cariño son de mi secundario; varios de ellos contribuyeron a que me encante leer historia antigüa ( y como todo está relacionado seguramente forjaron mi hobbie por los objetos con historias!), a que me guste conocer geografías distintas, a que me encante leer a Quiroga y a Poe, a que odie matemáticas, y a que haya elegido como carrera universitaria la que elegí: una mezcla perfecta de números (para no abandonar la orientación de mi colegio) y un cierto costado social.
Tengo la suerte de seguir formando parte de la comunidad del colegio, porque ahora mis hijos concurren ahí. Y cada vez que entro no puedo evitar verme en el aula del primer piso, sentada en el banco de adelante, porque sostengo la teoría de que cuanto más adelante te sentás menos te joden los profesores, contra la ventana que daba a la calle.
Quince años pasaron. Quince años es mucho tiempo. Y hoy nos juntamos. Y nos juntamos porque es Diciembre! Porque esto no se hace en otra época del año. Diciembre es el mes de los encuentros. Veremos que sale.

Ah, y hablando de Diciembre, de fiestas, de regalos, regalá vintage!, no me digas que esto no es divino!





jueves, 1 de diciembre de 2011

Toco y me voy!

Paso corriendo por acá mientras preparo la Feria de Navidad de OH! a desearle un más que feliz día a quién acompaña cada una de mis 24 horas.
Feliz cumple a quien hizo la casa más linda y  los hijos más bonitos que pueda tener ja.
Sino, miren




Feliz cumple Juan ♥

martes, 29 de noviembre de 2011

Fiorella

Estaba pensando en que en breve hay que arrancar con el armado del arbolito y toda esta parafernalia navideña, cosa que por otro lado, aunque a muchos les aburre, a mí me encanta debo decir.
Estaba pensando también en que Papá Noel tiene que empezar a ver qué regalitos va a traer para la familia. Y pensando en eso me acordé de mis navidades en la infancia. Me encantaba que llegara el 8 de diciembre y armar el arbolito. Toda la previa de elegir adornitos, ubicarlo en un lugar, decorarlo, todo eso me encantaba. Mi familia no era especialmente de esas familias en las que todos se reunían todos a festejar la Navidad, sí Año Nuevo, pero Navidad como que cada familia la pasaba en su casa. Y aún así, a pesar de ser un festejo “solitario” la pasábamos bien.
Me puse a pensar también en regalos “memorables” que me haya traído Papá Noel.
Uno de los regalos que más recuerdo fue un par de zapatos. En vez de elegir algún juguete esa Navidad había pedido un par de zapatos. Hacía semanas que los había visto en una vidriera. Eran de cuero blanco, con una carita tipo pac-man bordada arriba y tenían unas suelas de goma de colores, un pedacito de cada color: verde, rojo, amarillo, azul, así toda la vuelta del zapato. Creo que lo más me gustó cuando los vi fue precisamente la suela. Cuando vi el paquete en el piso al costado del arbolito de Navidad supe que eran esos zapatos. Y ya de antemano estaba feliz. Desde que abrí la caja y me los puse no me los saqué más hasta el día en que venían los Reyes, que decidí dejarlos junto con el pasto y agua para los camellos.
Al otro día, “los Reyes” en mi casa habían desparramado pasto y agua y revoleado los zapatos al patio. Cuando los fui a buscar los agarré, metí la mano para sacarles el pasto y ahí, mai god: salió una cucaracha, la más grande que haya visto. No sé si conté acá que tengo fobia a esos bichos, fobia mal, de esas que hacen que de noche no salga a los jardines, y que si veo alguna es mejor que esté con alguien porque puedo terminar desmayada. Haciendo terapia actualmente para ver si logro sacarme este pánico absurdo llegué a la conclusión de que el origen de tanto miedo puede tener que ver con esa imagen infantil: un invasor en mis zapatos favoritos.
El otro  regalo que recuerdo como de los mejores fue una muñeca, que quizás alguna recuerde por su nombre: Fiorella Sabor. Fiorella era una muñeca al estilo dibujito de Frutillitas; con un vestidito blanco con frutillitas dibujadas, y un gorro haciendo juego sobre un pelo de lana color fucsia furioso. Traía un heladito de goma colgado del cuello, con un olor riquísimo que te perfumaba la habitación.
Fiorella andaba conmigo para todos lados. No importaba si yo estaba saltando las alcantarillas, o armando casas en el baldío: ella venía conmigo. Siempre con los pelos enredados y el vestido bastante sucio, rara vez tenía la suerte de ser tratada como las demás muñecas: nunca un paseo en cochecito, ni una mamadera mágica pobre.
Pasaron los años y  las muñecas quedaron en el olvido. Siempre la veía a la pobre muñeca metida en una bolsa arriba de un placard. Me mudé, nació mi hijo, volví a mudarme a mi ciudad natal de nuevo, nació otro hijo varón... Un día  mi vieja me llama y me avisa que venía para casa con unas cosas que tenía que tener yo: se apareció con una bolsa llena de ositos de peluche, unas remeras de mi viaje de egresados y en el fondo de la bolsa estaba ella: Fiorella Sabor.
¿Qué querés que haga con esto má?-
Guardála- me dijo –quizás algún día tengas una hija y se la puedas dar para que juegue.
Tengo dos varones pensé, número de hijos más que suficiente a mi entender. No le voy a dar a un varón una muñeca para que juegue y no pienso tener más hijos.
Pero, con todo el cariño que le tenía la verdad que la vi y no la pude regalar. La guardé, otra vez, en lo alto del placard.
Al tiempo, sin haber estado planeado, quedé embarazada, y el día que me enteré que iba a tener una nena, me acordé de la muñeca.
Hace unos meses, cuando Lola empezó a tener un poco más de conciencia de los juguetes, bajé a Fiorella del placard. Todavía, no miento, tenía olor a frutilla en el heladito. La lavé con cuidado, le planché la ropa y se la di. Ver la cara de felicidad de mi hija con esa muñeca fue un momento impagable. Pensar que algo con lo que yo había jugado 20 o 25 años atrás, ahora la hacían divertir a ella es genial. Y mucho más cuando vi que la tradición se repetía: nada de arrumacos suavecitos ni cariño maternal, Lola arrastra de los pelos a la muñeca al igual que lo hacía yo.
De tal palo, tal astilla. Otra vez Fiorella, caíste en las manos equivocadas.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Te presento al diseñador


Siempre pensé que iba a ser madre de un hijo único, una porque creía tener muy poca paciencia, otra, porque después que nació el primero pensé que nunca iba a poder querer a otro hijo tanto como a él. Pero, por otro lado siempre veía, y veo, a mi viejo, hijo único él, muy solitario. Cuando mi abuela se enfermó él solo tuvo que hacerse cargo de todo; tomar decisiones, cuidarla y llorarla solo finalmente. Y sentí que no quería que mi hijo se quedara sin la posibilidad de conocer lo que es tener hermanos, alguien con quien compartir en las buenas y en las malas.
Yo tengo dos, uno con el que me llevo cuatro años y otra con la que me llevo trece, un regalo de último momento que se hicieron mis viejos.
Con mi hermana más chica tuve poco tiempo de convivencia la verdad. Cuando ella recién empezaba primer grado yo me fui a vivir a Baires para estudiar así que prácticamente la veía solo los fines de semana. Pero fui la “madrina” de sus primeros viajes en charter sola, cuando  venía a pasar sus vacaciones de invierno a mi departamento. Yo fui la que la paseé por Av. Santa Fe, la que la llevó a conocer las ferias de Palermo y Plaza Francia, la que le regaló alguna billetera de Todo Moda; la que la llevó a su primer recital en la cancha de River y la agarraba del brazo mientras hacíamos pogo cantando "no seas tan cruel, no busques más pretextos" para que no se la lleve la multitud;  eso lo inauguré yo. Y ahora que es ella la que vive allá tengo la excusa perfecta para visitarla e ir al barrio Chino por ejemplo, y me alegra saber que ya tiene 19, y que ahora la diferencia etaria ya no se siente tanto jeje.
Con mi hermano pasé toda mi infancia, mitad jugando, mitad peleando y así. Y cuando terminó su secundaria aterrizó en mi departamento. No miento si digo que el tiempo que vivimos juntos fue de los más divertidos que recuerdo. Fue mi hermano el que se bancó mi pelea con quien era mi novio de toda la vida; y durante el largo tiempo que pasé sin volver a mi ciudad natal para no cruzarme con él fue mi hermano el que se quedó conmigo cada fin de semana, y cada domingo era una fija ir a la panadería de al lado y comprar todo lo más rico y calórico que había en el mostrador para hacer una especie de brunch; eso cada fin de semana.
Fue mi hermano también con el que me fui por primera vez sola de viaje. Cuando pasó lo del corralito yo venía ahorrando en dólares para poder irme a Europa y cuando como a muchos otros nos pesificaron a $1.4 la plata que me quedó no me alcanzaba ni para ir a Brasil. Así que antes de dejar que se licúe definitivamente junté todos los ahorros y le dije: te invito al Sur. Nos fuimos 14 días y fue genial. Con mi hermano comí por primera vez estofado de ciervo, nos trajimos gajos de rosa mosqueta en el avión, nos tiramos al sol en Quila Quina…
Cuando me reencontré con mi ex novio, quién hoy es mi marido, fue mi hermano con el que nos quedamos varias noches ayudándolo a que termine la última entrega de su carrera. Fue también él el que se bancó una noche de insomnio cuando nació mi primer hijo. Fue él el que nos hizo las tarjetas de casamiento más lindas que he visto hasta ahora, con el estribillo de una canción de Spinetta escrito en el frente “y es que tu amor es un arco dorado, tu amor es un círculo mágico, tu amor es un rayo de luz”. Y el día de la boda, como esta novia no quería usar el clásico Ave María en la ceremonia, fue él el que se ofreció de musicalizador y le dio play a esta canción mágica.
Con mi hermano vi por primera vez a Cerati presentando Bocanada, y fue un viaje de ida. No hubo recital de él o de Soda que no fuera a ver con mi hermano, y es él también quien se encarga de pasarme gran parte de la buena música que escucho.
Fue mi hermano el que le enseñó a mi hijo los primeros acordes en una guitarra, y el que le hizo cuentos personalizados con unos dibujos geniales. Él es el que me salva las papas cuando hay que hacer logos, tarjetitas, letras... Él es el que dibuja cosas como éstas, usando solo tinta, palitos de madera para pintar y lapiceras.


Es mi hermano el que toca la guitarra en un trío genial, y lo ves tocando y te das cuenta que ahí, ahí hay pasión por lo que hace.
Ayer por la noche mi hermano presentó la tesis final de su carrera de Diseñador Gráfico, la frutilla del postre, el fruto de un año entero de quemarse las pestañas. Y aunque dejó para recibirse un final de inglés, haber aprobado la tesis es como haberse recibido.
Es a mi hermano a quién hoy le digo felicitaciones, y a quién le deseo una vida llena de música, de pintura, de dibujos y de arte. Nada más ni nada menos que eso. Love.