Se habrán dado cuenta por mis post que cuando era chica tenía un costado medio “cacho”. Lo mío rara vez era jugar con las muñecas o a la casita. Prefería más bien trepar árboles (y quebrarme of course), jugar a la escondida, hacer casas en el monte de enfrente y cosas de ese estilo.
Justro frente a mi casa había un terreno baldío enorme, que todos los del barrio usábamos como campo de actividades varias, porque rotábamos de juegos de acuerdo al voto de la mayoría. Durante mucho tiempo el juego que dominó ese terreno fue el softball. Y ahí estuvimos todos los enanos del barrio limpiando durante días enteros todo el predio de yuyos hasta dejar un campo lisito lisito. Recuerdo que el bate había sido invento de mi papá: el mango de un hacha algo pulido en la punta, que pesaba mucho más de lo que nuestros brazos llegaban a levantar. El tema de correr hacia las bases, de atravesar todo el campo de juego de una sola vez si el tiro había sido bueno, awwww, era genial. Ni en el colegio me divertía tanto jugar a eso.
Después del softball vino una temporada de fútbol. Y contra lo que se supone que debería ser tampoco me quedaba afuera. Si necesitaban alguien para completar los once ahí estaba yo, y aunque muchas veces me tocaba ir al arco otras muchas me ponían en el medio campo, porque según mis amigos barriales tenía las “patas flacas” y corría mucho. Tero me decían cuando era chica, y durante mucho tiempo me enojaba cada vez que me lo decían, pero con el tiempo me acostumbré. Hasta el sobrenombre carecía de un costado femenino.
Y así pasé casi toda la infancia, jugando más a juegos que debían jugar los varones que cuidando bebotes adentro de un cochecito. Había que hacer casitas en los árboles, ahí estaba yo; había que saltar la alcantarilla: yo cantaba pri, y así casi siempre, salvo ocasiones en que mi mamá se daba cuenta que ya no parecía una nena y me pegaba un grito desde la ventana: vení a jugar con las chicas!
Cuando en el colegio empezaron con las “matinees”, tipo en sexto o séptimo grado fue todo un tema para mí. Veía que todas las chicas se producían y yo la verdad odiaba la ropa de chicas! Lo más femenino que mi mamá logró comprarme fue una camisa blanca, con la florcita roja del logo de una marca, Charro (se acuerdan?) bordada en el bolsillo. Esa camisa, y otra azul con florcitas blancas fueron las que me acompañaron a casi todos los bailes de la primaria, eso y dos jeans que a duras penas me ponía porque me quedaban ajustados para mi gusto: eran by deep, supongo que por eso del calce profundo no?
En fin, hasta el día de hoy, aunque ahora estoy hecha casi casi una lady, aflora de vez en cuando algo de ese costado. Es casi ley por ejemplo que si en algún momento del mes se me ocurre pintarme las uñas, ese día generalmente me agarran unas ganas locas de andar en el jardín, escarbando tierra, plantando algún plantín: al diablo con el trabajo de la manicura.
Mi mamá me contó que cuando estaba embarazada de mí, que soy la primera en mi familia, ella estaba convencida de que era un varón. Durante todo su embarazo ella y mi viejo no dudaron un instante en que yo era nene, así que toda la ropa comprada era mayormente blanca, algo de amarillo, y algo de celeste, rosa nada. Obviamente tampoco había nombre pensado para una nena: yo iba a ser Claudio (mai god santos padres!). Como no existía la posibilidad de hacerse una ecografía el misterio se develó justo en el momento en que nací: no era nene! Y ahora? Con la ropa no había problema, a una nena de última algo de celeste no le queda mal. Y nombre? La primer opción fue ponerme el nombre que tocaba por el almanaque: Rita, sería Rita (otra vez maiiii good: y me acuerdo de Rita Turdero la pantera de Mataderos). Hasta que mi abuela dijo: si no es Claudio que sea Claudia, y así quedó (claro, ella para vengarse del Ricarda que le habían clavado cuando nació). Soy Claudia.
Muy en el fondo creo que todo ese costado varonil que tuve vino de la profunda convicción familiar de que era nene. Tengo un costado Claudio, otra personalidad, casi casi como una especie de Dr. Jekyll y Mr.. Hyde, solo que buena.
(Ahora, si me guío por lo que el diccionario dice de mi nombre, creo que ahí, no hay psicólogo que me salve)
claudia adj./s. f. Se aplica a una variedad de ciruela redonda, verde, muy dulce y jugosa
ajajajjajjajajaja morí! ajajajajajjajaj Charoo, By Deep!!! ajajajajja me muero!!!! ajajajajjaja Lo que pasa que no es el costado Cacho, es que los juegos de varones son más divertidos! ajaj besote!!! Dani
ResponderEliminarEn esto, Cacho, diferimos, yo no corrí nunca. Tampoco jugué a las muñecas. Sólo miraba Robotech y Cobra y me sentaba a leer a la sombra.
ResponderEliminarBesos Clo!
Charro!!! me había olvidado de esa marca!!!
ResponderEliminarYo no corría nada, nena de departamento rodeada de edificios, como mucho al elástico en la vereda, creo que esa fue toda mi actividad física, así estoy, con las bisagras oxidadas.
Beso!!!
jjaja qué bueno tener toda energía de Claudio para echar mano cuando hace falta!!! Viene bien ese otro costado de vez en cuando, sobre todo cuando necesitamos sacar las cuchillas cual Wolverine, no??? Yo le sjugaba pulseadas a mis compañeros, o los perseguía con mis patadas voladoras =)
ResponderEliminarMe mató el recuerdo de Charro.
Dios qué mal estáamos todos.
Un beso enorme Claudia con a. La sensibilidad con que relatás tus posts no puede ser de una persona cuyo nombre termine con O!
c.
Ajajajaja. Me encanto la definición del diccionario! Me gusta saber tu nombre!
ResponderEliminarBuen finde y un beso
jajaa morí de risa con la definición del diccionario! Yo tuve un costado Cacho en mi infancia y siempre la pasé mejor jugando con varones que con nenas. Yo me iba a llamar Hernán jaja!
ResponderEliminarBeso y buen finde Clo!
Yo que la conozco en vivo, puedo decir que lamentablemente, si, es redonda, verde, muy dulce y jugosa. Igual, siempre serás CloH (perdón Ceci, pero termina con O!)
ResponderEliminarSos una fruta!!
ResponderEliminarYo tenia tambien ese lado medio machote, siempre jugaba mas con varones que con nenas. Tambien se debe a que solo tuve hermanos varones y me contagiaban un poco.
Juaaaaaa! Que buena historia! Creo que ya te dije que leerte es hipnotizante! Me encanta como redactas! (envidia. mal. no se redactar historias.) jeje
ResponderEliminarBesos Claudia Clo!
PD: en la vida real te dicen Clo?
yo jugaba al sofball con mis hnas y primos!! eramos 5 en total. Nuestrps bates eran unas escobas de paja y las bases unos sifones de soda jajaja un beso
ResponderEliminar